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Wednesday, April 23, 2008

"La copa de Cristal"

"La copa de cristal" fue originalmente una conferencia impartida a losmiembros del gremio de tipógrafos ingleses en el St. Bride Institute,Londres en 1932.Más tarde, en 1955, fue publicada en un libro de ensayos de BeatriceWarde bajo el mismo nombre. Es un buen ejemplo de su habilidad parausar el lenguaje poético para la consecución de sus objetivosdidácticos, como dejó también patente en su famoso póster This is aprinting office.Nacida en los Estados Unidos, Beatrice Warde, se interesó por lacaligrafía y la forma de las letras durante su estancia en el BarnardCollege de Columbia y por medio de una carta de recomendación de BruceRogers entró a trabajar como ayudante de biblioteca en la AmericanType Founders (ATF). Fue aquí donde, a partir de la lectura dePrinting for Bussines de Joseph Thorp, encuentra en la tipografía suverdadera vocación.Casada con el tipógrafo Frederic Warde, autor de la cursiva queacompaña al tipo Centaur de Bruce Rogers, ambos se trasladan a Londresen 1925, invitados por Stanley Morison a quien conoció durante unavisita de éste a los Estados Unidos y publica varios artículos sobretipografía en la revista editada por Stanley Morison The Fleuron, bajoel seudónimo masculino de Paul Beaujon con el fin de evitar ladiscriminació n que seguramente hubiera sufrido por aquel entonces dellegar a saberse su condición de mujer. Concretamente en uno de ellos,al que debe su reputación, es donde da cuenta de la verdadera autoríade los caractères de l'université conservados en la ImprimerieNationale y erróneamente atribuidos a Claude Garamond y que enrealidad fueron creados por Jean Jannon punzonista e impresor de laAcademia protestante de Sedan.El impacto de este artículo en el mundo tipográfico facilitó aBeatrice Warde su contratación en la casa Monotype, en realidadcontrataron a Paul Beajuon y cuando vieron que se trataba de una mujerla sorpresa fue enorme, donde se hizo cargo de la revista interna dela empresa The Monotype Recorder a la que convirtió, además de unórgano de difusión corporativo, en un foro de investigación ydiscusión sobre creación tipográfica y el diseño de libros e impresos.Asimismo participaba en numerosas charlas y reuniones en escuelastécnicas e instituciones donde difundía las ideas a favor del buenhacer en el arte de la imprenta, acompañándolas de solemnesinscripciones que en forma de póster tipográfico y con un estilocaracterístico adornaban la difusión de sus ideas.Fue una mujer hermosa que sirvió de modelo para muchos dibujos de EricGill incluidos los dos grabados de madera de La Belle Sauvageutilizados como colofón de la editorial Cassel.Bibliografía:- The cristal globet, sixteen essays on typographyBeatrice Warde. The Sylvan Press, London, 1955- Type faces, old and newBeatrice Warde. The Bibliographical Society, London 1957- Hands off or Hands on?Beatrice Warde. The Typophiles, New York 1969Texto de la conferenciaImagina que tienes delante de ti una garrafa de vino. Puedes elegir lacosecha que mejor prefieras para esta demostración imaginaria, así sureflejo carmesí será más profundo. También tienes dos copas. Una es deoro macizo ricamente adornada y la otra de cristal fino ytransparente, como una pompa de jabón. A continuación, vierte el vinoen una de ellas y pruébalo; según elijas una u otra yo sabré si eresun buen degustador de vinos o no.Así, si no entiendes nada de vinos, te sentirás tentado a beber en unacopa que ha costado una gran cantidad de dinero y si, por elcontrario, eres un buen aficionado a las vendimias excelentes elegirásla copa de cristal ya que toda ella ha sido creada con la finalidad derevelar, en vez de ocultar, las cosas bellas que puede contener.Siguiendo a esta fragante metáfora puedes encontrar que la mayoría delas virtudes atribuidas a la copa de cristal tienen su paralelismo enla tipografía. En ella tienes el largo tallo que evita que la huellade tus dedos marquen la copa ¿Por qué? Porque nada debe nublar tuvista del fogoso corazón del líquido. ¿No tienen la misma utilidad losmárgenes de las páginas de un libro que evitan que tapes con tus dedosla caja del texto?Otra cosa: el vidrio de la copa no tiene color o presenta un tonodiscreto ya que los buenos catadores juzgan al vino, entre otrascosas, por su color y les molesta que algo lo altere. Existen cientosde manierismos en tipografía tan imprudentes y arbitrarios como llenarcon vino de Oporto copas de cristal rojo o verde.Cuando una copa tiene una base pequeña por muy correcto que sea supeso tu estás preocupado ante la posibilidad de que vuelque; así hayformas de colocar líneas de texto que, aunque en general trabajenbien, el lector estará preocupado inconscientemente por la posibilidadde "saltarse" una línea o leer tres palabras como si fueran una sola ysu lectura no será placentera.El hombre que elige la copa de cristal en vez de la de arcilla o metalpara verter el vino, es un "modernista" en el sentido en el que usoeste término. Esto es, la primera cosa que pregunta sobre el objeto noes ¿Cómo debe verse? si no ¿Qué debe hacer?El vino ha ocupado un lugar central en los rituales de muchasreligiones y en otras ha sido atacado y denigrado. Solo existe unacosa en el mundo capaz de agitar y alterar la mente humana de la mismaforma y esta es la expresión coherente de nuestro pensamiento. Es elprincipal milagro del ser humano. No existe ninguna explicación deningún tipo al hecho de que yo pueda articular unos sonidosarbitrarios que lleven a un extraño a conocer mis pensamientos. Esabsolutamente mágico que yo pueda comunicarme usando unas marcasnegras sobre un papel con un desconocido que se encuentre al otro ladodel mundo. Las palabras, la radio, la escritura y la imprenta sontodas formas de transferencia del pensamiento y es tal la facilidadque tienen para enviar y recibir el conocimiento y los pensamientoshumanos que por si solas son responsables de la civilización.Si estás de acuerdo con esto, también lo estarás con mi principal ideaque es que lo más importante en la imprenta es transportar elpensamiento, las ideas, las imágenes de una a otras mentes. Estadeclaración la puedes considerar la puerta de entrada de la ciencia dela tipografía. Dentro existen cientos de habitaciones, pero si nocomienzas por asumir que la imprenta significa transportar ideasespecíficas y coherentes es muy fácil que vayas a parar a la casaequivocada.Antes de responder a donde nos conduce esta sentencia, vamos a ver, enprincipio, a donde no nos lleva. Si los libros son impresos para serleídos, debemos distinguir entre lecturabilidad y lo que un ópticollamaría legibilidad. Una página compuesta en un tipo de palo seconegrita de 14 puntos, de acuerdo con las pruebas de laboratorio, seríamás legible que otra compuesta con el tipo Baskerville de 11 puntos.Un orador público es más audible, en este sentido, cuando grita perola voz de un buen orador es aquella que es inaudible como una voz.¡Otra vez la copa transparente! No te tengo que recordar que siempiezas a escuchar las inflexiones y el ritmo de locución de alguienhablando en público, puedes acabar durmiéndote.Cuando escuchas una canción en un idioma que desconoces, parte de tumente cae en una especie de ensoñación separando completamente lasensibilidad estética de tus facultades de raciocinio con el fin deque puedas disfrutar de la música y la melodía.Las artes hacen esto; pero este no es el propósito de la imprenta. Eltipo bien usado es invisible como tipo, así como la perfecta vozmodulada es el inadvertido vehículo utilizado para la transmisión delas palabras... de las ideas.Nosotros podemos decir, por lo tanto, que la imprenta puede serdeliciosa por varias razones, pero, y esto es importante, lo primero yprincipal es su carácter práctico. Es por esto que es erróneo llamar acualquier impreso un trabajo de arte, especialmente bella arte: porqueesto puede implicar que su propósito principal es existir como unaexpresión de la belleza por si sola y para el deleite de los sentidos.La caligrafía puede considerarse una bella arte hoy en día, porque suprimario propósito económico y educativo ha quedado obsoleto; pero laimprenta en Inglaterra no puede calificarse como arte hasta que elpresente idioma inglés deje de servir de vehículo de las ideas parafuturas generaciones y hasta que la imprenta misma sea superada poralgún todavía inimaginable sucesor.No hay final para el laberinto de prácticas tipográficas, y esta ideade la imprenta como vehículo, presente en la mente de todos losgrandes tipógrafos con los que he tenido el privilegio de hablar, esla única pista que te puede guiar a través del mismo.Sin esta esencial humildad, he podido apreciar a mas diseñadoresbrillantes que se han equivocado lamentablemente y que han cometidoerrores absurdos que van más allá de un excesivo entusiasmo, de lo queyo creía posible.Una vez tuve una conversación con un tipógrafo que estaba diseñando unagradable tipo para ser usado en publicidad, y le comenté algo acercade lo que los artistas pensaban sobre un problema concreto, y él, conun bello gesto me respondió: "Ah, señora, nosotros los artistas nopensamos... sentimos". Ese mismo día hice la misma observación a otrodiseñador al que conocía y este, con una menor inclinación poética queel anterior, murmuró: " No me siento muy bien hoy, yo pienso" y eracorrecto él había pensado y es por esto que quizás no fuera un buenpintor, pero para mí era diez veces mejor tipógrafo y diseñador detipos que el hombre que instintivamente evitó cualquier cosa quetuviera que ver con la razón y la coherencia.Siempre he pensado que el entusiasta de la tipografía que arranca unapágina de un libro y la cuelga en la pared para deleitar sus sentidoscontemplándola, está mutilando algo infinitamente más importante.Recuerdo que el famoso tipógrafo americano T. M. Cleland me enseñó unavez una hermosa prueba para un catálogo de Cadillac en el que, al nodisponer del texto definitivo a incluir en el mismo, había compuestolas líneas del mismo en latín. Esto no lo hizo solamente por la razónque estás pensando (el texto compuesto en latín tiene pocosdescendentes y proporciona una línea regular y uniforme). No, él mecontestó que había puesto el texto más insulso y aburrido que habíapodido encontrar y que esperaba que el destinatario del mismo en lacompañía comenzara a leerlo y a hacerle comentarios sobre el mismo. Yole hice alguna observación sobre la mentalidad de los Consejos deDirección de las empresas y él me respondió: " No, estás equivocada,si el lector no se encuentra prácticamente obligado a leer elcontenido, si no encuentra esas palabras rodeadas de un halo deglamour y significado, entonces habremos fallado en la composición ycontenido del impreso. Poner el texto en latín es simplemente unamanera de indicar que ese no es el texto que aparecerá".Quiero empezar mis conclusiones con la tipografía del libro ya queésta contiene todos los elementos fundamentales que atañen a la misma,para después continuar con algunos puntos relativos a la publicidad.El tipógrafo de libros tiene ante sí el trabajo de erigir una ventanaentre el lector, que se encuentra dentro de la habitación, y elpaisaje que son las palabras del autor. Y la puede hacer de un cristaltallado, de hermosa belleza pero de poca utilidad como ventana; estoes, puede utilizar un magnífico tipo gótico que queda muy bien paraser visto, pero no para ver a través del mismo. O puede utilizar loque yo llamo tipografía transparente o invisible. En mi casa tengo unlibro, que cuando me acuerdo de el, veo a los tres mosqueteros y suscamaradas fanfarroneando por las calles de París.El tercer tipo de ventana es aquella en la cual el cristal estáfragmentado en piezas pequeñas y que se corresponde con lo que seconoce hoy en día con "imprenta de lujo" y en la que eres conscientede la existencia de la ventana y de que alguien al construirla la hacubierto de adornos. Esto no es cuestionable ya que es un hecho muyimportante que tiene que ver con la psicología del subconsciente. Lamente se enfoca a través del tipo y no sobre el. Y el tipo que porcaprichos de diseño o exceso de "color" toma la forma en nuestra mentede un dibujo, es un mal tipo. Nuestro subconsciente está siempretemeroso de equivocarse (y ,por ejemplo, las composiciones ilógicas,espaciados estrechos o interlineados muy anchos nos pueden llevar alengaño) y de aburrirse. El titular que permanentemente nos grita, lalínea que parece una palabra larga, las capitales apretadas unascontra otras sin espacio entre ellas, nos provocan una desviación delsubconsciente y la pérdida del foco mental.Y si esto es verdad para el libro, incluso en las ediciones limitadasmás exquisitas, es cincuenta veces más obvio en la publicidad, endonde la primera y la única justificación para el comprador de espacioes transmitir un mensaje, para despertar un deseo en la mente dellector. Es trágicamente fácil apartar el interés de un lector por unanuncio simplemente componiendo el argumento en un tipo extraño ydiferente al usado generalmente para la composición de libros, yllamar la atención con un titular y unos cuantos dibujos si esto nosproporciona mejores ventas, pero si eres feliz con tener suficientecon algo que realmente trabaje bien, te pido que tengas presente quecientos de personas pagan dinero por el privilegio de leer sencillaspáginas de libros y que solo tu más grande ingenuidad puede detener aestas de leer un texto que realmente le interesa.El oficio de impresor demanda una actitud humilde, algo por cuya faltamuchas de las bellas artes se debaten en experimentos sentimentales yautocomplacientes.No hay nada simple o torpe en realizar una página transparente. Lavulgar ostentación es dos veces más fácil que la disciplina y cuandotu comprendas que esta desagradable tipografía nunca desaparecerá porsi misma, estarás en disposición de capturar la belleza como el hombresabio atrapa la felicidad buscando en otros tiempos.El tipógrafo que no conoce su oficio aprende la inconstancia delhombre rico que odia leer. Para ellos no son ni los remates ni losespacios entre letras ya que no los apreciarán. Nadie (salvo otroartesano) podrá apreciar tu maestría, pero podrás pasar interminablesaños de felicidad experimentando en la creación de la copa cristalinaque sea digna para contener la cosecha de la mente humana.Beatrice WardeThe Cristal GobletLondres, 1932

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